Me aproximé al arte del flamenco tras conocer a Anya, la propietaria del maravilloso Café Ziryab de Madrid, en el Paseo de la Esperanza. Tras disfrutar de un maravilloso espectáculo, decidí reflejar la gran intensidad emocional y estética que se desarrolla en ese género artístico, uno de los muchos tesoros que albergan nuestras tradiciones. Con ese fin he querido dar protagonismo al colorido y al movimiento, mediante pinceladas rápidas sobre fondos y atmósferas de gran intensidad cromática. Espero, de este modo, haber conseguido transmitir efectivamente la esencia de este gran arte y, si no fuera así, espero que al menos se conformen con conocer tan sólo mi humilde mirada.